Según los últimos datos disponibles, cada año mueren en España más de 120.000 personas víctimas de enfermedades del aparato circulatorio, lo que supone casi 28% del total de los decesos. Las patologías isquémicas del corazón forman el grupo de patologías más numeroso entre mujeres y hombres, siendo el infarto agudo de miocardio (IAM) el principal agente responsable con unos 30.000 fallecimientos anuales. Popularmente conocido como paro cardiaco, ataque cardiaco o infarto, el IAM es también el máximo causante de los llamados episodios de muerte súbita,
Se estima que hasta un 80% de las cerca de 70.000 paradas cardiorrespiratorias (PCR) que se producen en nuestro país tienen lugar al margen del entorno hospitalario. Así, del orden de 55.000 personas sufrirán cada año esta situación sobrevenida en casa o en la calle con independencia de cuál sea su edad y condición de salud. De esta cifra de aquejados, el 30% muere antes de llegar a un hospital.
Aunque en la mitad de los casos estos colapsos ocurren en presencia de otra gente, tan sólo entre el 5 y 10% de las víctimas llega a recibir algún tipo de asistencia cualificada antes de la llegada de los servicios médicos avanzados. Por este motivo resulta fundamental que la ciudadanía en general reciba una formación básica adecuada en materia de reanimación cardiopulmonar (RCP) y manejo del desfibrilador externo automatizado (DEA/DESA), logrando con ello aumentar la tasa de supervivencia.
La importancia de contar con un espacio cardioprotegido puede significar la diferencia entre salvar la vida o no ante una parada cardiorrespiratoria. En este apartado resultará vital la rapidez con que se ofrezca una asistencia de reanimación efectiva con la aplicación de Soporte Vital Básico (SVB) y uso del desfibrilador externo automatizado (DEA/DESA), manteniendo la oxigenación de los principales órganos con las compresiones torácicas e insuflaciones, e incluso reactivando el corazón con la descarga eléctrica, hasta que lleguen los servicios médicos de emergencia.
En la actualidad, el índice de salvación en España tras una parada cardiorrespiratoria se sitúa en el 4% mientras que en otros países del entorno alcanzan unas tasas de hasta el 50% de éxito. Esto es debido al establecimiento de protocolos de actuación y formación así como la generación de una alta conciencia solidaria.